Por Jesús González Cárdenas*
Monterrey, México.- El Nearshoring trae consigo aquellos resabios del capitalismo salvaje donde el empresariado busca acaparar los beneficios, pero debemos comprender que los tiempos han cambiado y los mexicanos tenemos que ser conscientes de que más allá de nombres propios, este fenómeno debe traernos trabajos dignos, decentes y bien remunerados, que permitan a nuestras familias su crecimiento, su desarrollo y una vida plena, que se aproxime a ese horizonte idílico con el que todos soñamos: la felicidad.
La relocalización o Nearshoring, encuentra en la economía una definición muy simple: “Acercar la producción al territorio de consumo” pero esto no es tan sencillo como parece. Se trata de un proceso acelerado para la adaptación de formas de trabajo, de procesos, de idiosincrasias, de culturas, de ponerse de acuerdo en los qués, los cómos, los por qués… y todo ello con reloj en mano para no perder la competitividad en ambientes complejos, determinados por la voracidad de la oferta y demanda.
La disponibilidad de transporte público, el precio de la energía eléctrica y la disponibilidad de agua serán los grandes retos de infraestructura que habrá de encarar nuestro país. Pero en este asunto no estamos solos, puesto que el sur de Estados Unidos ya sufre los estragos del incipiente calentamiento global.
Esto nos invita a la reflexión sobre la necesidad de ver los retos del nearshoring como un tema bilateral, donde los problemas y soluciones deben encontrar coincidencias en ambos lados de la frontera, puesto que además de compartir un tratado comercial, compartimos muchos otros intereses y un legado histórico que nos une a pesar del río, y la visión sesgada de algunos, que nos pretende dividir.
Pero no son retos que nos sean ajenos, como mexicanos hemos transformado el desierto en tierra fértil, el corazón de las montañas en fuentes de minerales y materias primas, las lagunas en metrópolis vibrantes; todo ello gracias a la capacidad y empeño de millones de mexicanos dispuestos a ofrecer sus capacidades, conocimientos, habilidades y competencias para forjar el presente y heredar un mejor futuro para sus familias.
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*Jesús González Cárdenas, secretario general de Federación Nacional de Sindicatos Independientes (FNSI)
